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El Gran Libro de José Luis Casado

«El ‘Civitates’ es la obra que le fascinó en vida, sobre la que investigó durante décadas y que a la postre ha sido su trabajo póstumo»

AURELIO GONZÁLEZ-RIANCHO COLONGUES

En mi mesa tengo un libro estudio sobre el facsímil Civitates Orbis Terrarum, acabo de recibirlo, es el último trabajo de José Luis Casado Soto. El infortunio le ha privado de verlo editado, aunque seguramente en algún lugar lo estará disfrutando, vaya usted a saber. En la portada, como homenaje de los editores a Casado, vemos aquella primera imagen de la villa santanderina amurallada, con sus pueblas, con el castillo del Rey, la abadía de los Cuerpos Santos y sus torres y casas medievales, separadas por la ría de Becedo y su puente. Es la imagen que dibujó Joris Hoefnagel en aquellos días de 1572, en que viajaba por la España del Imperio para conocer y pintar sus más importantes ciudades y en Santander desde el cerro de San Martin mostró nuestra villa al mundo.

En el libro con proyección internacional, -en cualquier parte del mundo verán el dibujo de Santander- se lee; Civitates Orbis Terrarum y tras el título, el autor, nuestro llorado e ilustre ciudadano. Lo publica CM Editores especializados en la impresión de facsímiles, códices medievales, libros de grabados, manuscritos e incunables en tiradas cortas y limitadas a una sola edición, destinadas a bibliófilos y coleccionistas. Es un libro que está destinado a llegar y ser consultado en bibliotecas, fundaciones, archivos e instituciones culturales de todo el mundo. No todos los que leen este escrito tienen por qué saber que entre los años 1572 y 1617, en Colonia el editor Georg Braum y los grabadores Franz Hogemberg y Simón Novellanus, editaron la más ambiciosa obra que jamás se hubiera publicado para el conocimiento del mundo, el Civitates Orbis Terrarum, pretendían dar a conocer en aquel tiempo, las imágenes y mapas de las más importantes ciudades del orbe.

Desde Colonia partieron viajeros y dibujantes a recorrer el mundo conocido y llegaron a las Islas Británicas, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza, Austria, Baviera, Bohemia, Moravia, Hungría, Croacia, Transilvania, Dinamarca, Suecia, Polonia, Lituania, Rusia y por supuesto a, en aquel tiempo dominadora

del mundo, la Península Ibérica. Dibujaron Estambul en Asia y otras 10 ciudades, en Africa 18 localidades, y en América retrataron Quito y México. Entre aquellos dibujantes sobresale con luz propia, el impenitente viajero Joris Hoefnagel, autor de la mayor parte de las imágenes y también de la vista de

Santander. P Brueghel, Brambilla, Guicciardini, Van Deventer, J Speed y otros dejaron también su impronta. Aquel trabajo permitía saber cómo era aquel planeta, en los siglos XVI y XVII, desde Jerusalén a Roma y desde Londres a Sevilla, Cuzco, Constantinopla, Copenhague, Estambul, Calcuta o Santander. En un mundo tan lejano y distante todo estaba próximo.

El Civitates probablemente fue el libro más universal del Renacimiento, en España únicamente hay dos originales conservados en la Biblioteca Nacional de España y en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca. Cuando hace años los editores Daniel Díez y Pedro Iribarnegaray, pretenden publicar los

facsímil de esta obra de 6 tomos y buscan al experto nacional, contactan con el director del Museo Marítimo del Cantábrico, José Luis Casado Soto, reconocido especialista que llevaba media vida estudiando el Civitates y había recorrido las bibliotecas de medio mundo comparando originales, buscando las fuentes

de las que bebieron sus autores y siguiendo el rastro de las derivaciones del mismo que habían surgido en los siglos posteriores. La idea era acompañar al facsímil un trabajo crítico y explicativo de la magna obra. Casado Soto, llevaba, como dijimos, muchos años estudiando esta obra. Su minucioso estudio del grabado santanderino le permitió conocer como nadie nuestra villa y llevarla a la preciosa maqueta que podemos contemplar en el claustro de la Catedral y también le llevó a encontrar y reconocer en Holanda uno de los dibujos originales de Hoefnagel que es tomado por la más antigua representación gráfica original de nuestra población.

En los últimos años Casado, no solamente estudiaba los planos y dibujos de las ciudades, sino que a través de las personas que aparecían en los grabados, con sus atavíos o con sus actitudes, encontró una fuente de información y de conocimiento sorprendente, cuestión esta, menos atendida hasta ahora. En el dibujo de Santander se ve cómo eran y vestían los santanderinos, en otros se dibujan apaleamientos de adúlteros, alistamientos para Indias, labores artesanales o ajusticiamientos como se ve en el grabado de San Sebastián. Todo esto nos lo enseñó y lo aprendimos en el curso que dirigió en el año 2013 en la UIMP sobre ‘Las imágenes renacentistas de las ciudades del mundo’.

Durante años trabajó en ese proyectó que ahora finalmente ha sido publicado, y revisado por Agustín Hernando Rico, con un acervo y categoría incuestionable. La fatalidad hizo que no haya podido ver concluida la obra que le fascinó en vida, sobre la que investigó durante más de tres décadas y que a la postre ha sido su trabajo póstumo. Si nadie duda de la relevancia local y nacional de este autor, de su referencia ética y de su influencia cultural, este libro destinado al estudio de expertos internacionales ratifica, con la imagen de Santander en la portada, su notoriedad internacional.

Los editores, como homenaje le dedicaron la portada, colocando en ella a su amada Santander y escriben que «si nos estuviera viendo, conociendo su discreción posiblemente no diría nada al respecto, pero no podría evitar esbozar una leve y sincera sonrisa de satisfacción». Nosotros también estamos seguros.

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