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No vendemos libros

No vendemos libros

Hay un viejo aforismo, en el que un ingeniero mecánico presenta una factura de 1000€ a una gran industria después de haberles arreglado su maquinaria más compleja apretando un tornillo que se había aflojado “¿Mil dólares por apretar un solo tornillo?” – pregunta enfurecido el gerente de la empresa. “No (responde el ingeniero). “Por apretar el tornillo les cobro un dólar, los otros novecientos noventa y nueve son por saber cual es el tornillo que debía apretar”.

Hay quien dice que las ediciones que nosotros realizamos son caras. Como el gerente de historia del principio, piensan que nosotros simplemente vendemos libros. Pero eso no es cierto.

Vendemos un pedacito de Historia. Vendemos la misma sensación que tenían los personajes reales que sostuvieron en sus manos ese mismo manuscrito, mapa o grabado. Vendemos la reconstrucción precisa de su elaboración mediante un libro de estudios realizado por el mejor especialista en la obra que nos ocupa en cada caso. Vendemos el preciado trabajo que realizan con absoluto cariño un grupo de encuadernaciones artesanos. Vendemos la obtención y posterior secado y teñido de la piel de un animal, que usamos para la encuadernación, traída en muchas ocasiones de países remotos. Vendemos una impresión de altísima calidad sobre soportes fabricados especialmente para cada edición. Vendemos horas y horas dejándonos los ojos para que la estampación de la lámina de oro ajuste perfectamente sobre la pergaminata, tal y como fue concebida por el artista en la Edad Media o el Renacimiento. Vendemos los viajes a bibliotecas de medio mundo para encontrar aquellos originales dignos de ser reproducidos y disfrutados por nuestros clientes. Vendemos las horas de conversaciones e intercambio de ideas y conocimiento con sabios conservadores de dichas bibliotecas, que custodian, como a hijos amados, esos valiosos manuscritos. Conversaciones y negociaciones, que, como en el caso de la Colección Montserrat, cuya foto ilustra esta entrada, pueden llevar años y años.

Por eso, cuando alguien nos pregunta que por qué son caros nuestros libros nuestra respuesta es: Porque no vendemos libros.